domingo, 23 de noviembre de 2008

Mi sublime primo

Intentando no hacer ruido salí lentamente de la habitación...cerré la puerta del cuarto lentamente y como si de un ladrón se tratase empece a desplazarme de puntillas por la casa sin hacer ruido. No quería que...mm ella se despertase...que extraña sensación...no recuerdo su nombre. Aunque supongo que daba igual..una chica..una noche..eran las reglas.
Casi estaba a punto de salir cuando la puerta del baño, que por la cual estaba pasando se abrió y de ella salió el.
-Primo...que haces aquí-
Mi primo Ivan hacía la misma estampa que yo con los zapatos en las manos y el pelo mazo desarreglado
-Eso mismo te pregunto yo- me pregunto él
Una extraña sensación recorrió mi cuerpo..acaso mi primo y yo...levante la mirada el también estaba pensado al igual que yo
-No puede ser...¿no?-le pregunte preocupado
-No, no..no...tu y yo..no...
Durante un casi un momento nos quedamos en una situación incomoda hasta que al final decidimos salir de esa casa desconocida por el momento para nosotros
-Primo primo mira allí-
Mi primo me avisaba de que mirara encima de la mesa del comedor...allí había una botella de Brugal...dos vasos y con sus correspondientes posa vasos
-No se te ocurrirá pillarla ¿no?-parecía yo tonto haciendo esa pregunta porque mi primo ya se dirigía hacia ella
-¡Que estáis haciendo!-
De repente me gire por el camino que yo casi había recorrido, una chica había salido de la habitación...mi primo del sobresalto soltó la botella al suelo
-Perdona...-es lo único que pudo decir mi primo
Nos quedamos un momento callados mientras la susodicha chica se acercaba con mu malos humos...no pensaba en la reprimenda si no aun pensaba en que...¿una chica?¿por que no me acordaba de nada?¿Donde estaban los vasos que estaban encima de la mesa?
-Espero una explicación de todo esto Ivan-dijo la chica...la cual sabía el nombre de mi torpe primo
-¿que esta pasando por ahí?-
Otra chica salió de la habitación por la cual yo había salido esta mañana...mientras se acercaba miraba todo el estropicio y luego me miró a mi
-¿que ha pasado Jaime?-
Aunque parezca mentira...el que me reconociera me dejo más tranquilo
-Menos mal que has aparecido yo creía que me había tirado a tu amiga y que mi primo también había estado en ese polvo...pero ahora me he dado cuenta de que no fue con ella si no contigo...o por lo visto sabes mi nombre...te quedaste con mi cara, que bueno que soy- despues de mi parrafada note que creía que jamás la había cagada tanto con todo lo que había dicho..pero de nuevo aún no la había cagado bastante
-No fue conmigo con quien te acostate...si no con ella...y el otro chico fue conmigo- en ese momento lo noté...ya no podía cagarla más, pero por si acaso decidí sin pensarlo en salir corriendo de la casa haciendo oídos sordos a todo.
Al terminar mi carrera uno 50 metros mas adelante mi primo que venia detrás también corriendo me alcanzó y note como no paraba de reírse
-Algo que quiera comentar o reírte de mi primo¿eh?- le dije mientras me recuperaba
-Has estado sublime...-mientras me lo decía sacaba los dos vasos antes mi asombro llenos de Brugal-Brindemos primo
¿Como coño ha sacado los dos vasos?No me deja de sorprender...y eso que hace mas de dos años que vivo aquí con el.


viernes, 7 de noviembre de 2008

Su historia

Carlos


Allí estaba yo con el micro delante y todo el mundo mirándome, no podía creerme que al final hubiera aceptado hacerlo, busque en mis bolsillos y comprobé con horror que me había dejado la hoja en el coche así que tendría que decirlo de memoria pero mi mente estaba en blanco, titubeante por fin acerté a decir una frase.
-Nunca he sido un gran orador pero por suerte para hablar sobre algunas cosas no hacen falta grandes palabras, ya que se expresan por si mismas- no tenía idea de como seguir...pero también sabía que no debía parar
Tampoco sabía por que había dicho eso, desde la mesa de los novios me miraban extrañados, pero no me quedaba otra que improvisar, señale a Jesús e Irene y continué hablando
-La primera vez que les vi cruzar sus miradas al momento me los imagine justo como estaban hace unas horas, en el altar prometiendo estar juntos para siempre y perdiéndose el uno en los ojos del otro-el no tenerlo enseñado parecía que dejaba de ser un problema
Las mesas mas lejanas ya habían dejado de prestarme atención pero la de los novios y las que quedaban mas cerca me miraban ahora con más curiosidad, lo único que pasaba por mi cabeza es que él que debería haber estado allí era Jaime, siempre se le habían dado mejor esas cosas. Intente proseguir
-Desde entonces cada caricia, cada susurro diciéndose te quiero, cada paseo en el que sin darse cuentan se cogían de la mano… me hacia estar más seguro de que este día iba a llegar...así que poco puedo decir yo que no os haya venido a la mente al haber escuchado el sí, todos los que les conocemos sabemos que están hechos el uno para el otro...Irene, Jesús tan solo me queda daros las gracias por haberme permitido ser testigo de cómo escribíais día a día vuestra historia, estoy seguro de que conservareis siempre esa llama que ha prendido de ternura cada uno de vuestros minutos juntos.
Por fin había terminado, no debería haber estado más de dos minutos pero se me habían echo eternos, mientras los aplausos sonaban con la desgana habitual de las bodas yo volvía a mi mesa deseando sentarme y volver a hacerme invisible a los ojos de todos.
Al poco comenzó el baile, una vez los novios lo hubieron abierto mis amigos salieron con sus parejas a la pista y me quede solo apurando mi copa con la sensación de no pintar nada allí.
De pronto Carol abrió de golpe las puertas y entro pidiendo ayuda completamente empapada, salí corriendo a la calle y vi Jesús en el suelo, la sien le sangraba y no reaccionaba aunque le hablase, marque el 112 y no tardo en llegar una ambulancia.
Irene estaba más blanca que su vestido, Iván tuvo que sostenerla para que no cayese al suelo, viendo su estado comprendí que no estaba en condiciones de acompañar a su marido así que fui yo el que subió con él. Le di la mano y todo me parecía irreal: el sonido de la sirena de fondo, las luces naranjas tras el cristal, las voces de la emisora, los faros de los coches que pasaban… lo único que me parecía que realmente estaba allí era el pulso de mi amigo cada vez más débil, hasta que apunto de llegar al hospital también eso dejo de existir.
De las horas siguientes solo recuerdo una sala de espera, gente sin rostro y muchas lagrimas.