Mi gente

Decidí dejar de pensar en Irene e ir hacía la iglesia la cual estaba a pocos metros de allí

-Se me esta haciendo tarde- no paraba de decir una y otra vez mientras aceleraba el ritmo hacia la puerta de la iglesia.

Conforme llegaba vi una imagen conocida, alguien que me resultaba particularmente conocido.

-¿David?-

Aún me encontraba un poco separado del chico que creía conocer así que puede ser que no me hubiera escuchado

-¿Calvo?-

Él aún seguía a lo suyo y no respondía, solo parecía tener tiempo para su cigarrito

-¡Calvito!-

-No me gustan que me llamen...ey espera...Jaime...-por fin se daba cuenta de quien era

-No te gusta que te llamen Calvito ¿no?-sonreí mientras le estrechaba la mano a mi amigo

-Exacto, veo que no lo olvidas.¿Que tal tío?Ya hacía que ni yo ni nadie sabia de ti.¿que es de tu vida?

-Bueno, la verdad que he de contarte muchas cosas, pero creo que será mejor que entre porque si no Rubén se mosqueará conmigo

-Jajajaja, vale vale, yo me acabo el cigarro y entro-

Me despedí de mi viejo amigo no sin antes recordar cuantas veces había oído lo de "yo me acabo el cigarro y entro"

La iglesia estaba abarrotada. O Rubén compraba a los invitados o todos quería cumplir con él...una de dos. Conforme andaba intentaba no llamar la atención de la gente, ya que mi intención era llegar al altar donde ya veía a Rubén mientras hablaba con el cura. Pasaba rápido entre los pasillos.

-Jaime...-

Alguien requería mi atención, su voz femenina me hizo presagiar lo peor, pero al girarme me alegro de a quien vi.

-Ey...Hola Ester. Cuanto tiempo...-de repente el chico que estaba a su lado se levantó, a el también lo conocía

-Hola Jaime-

-Galán...-me quede un poco parado al verlo, pero intente proseguir mi saludo. Robert tío...¿que tal?

-Muy bien asistiendo la gran evento. Jejeje- me contesto Robert

No habían cambiado nada Robert y Ester eran los mismos que cuando me marche

-¿que tal todo?-me pregunto Ester

-Bien...bien...-

Como si mi vista no fuera manejada por mí se centro en un tumulto de chicas que habían a unos metros de Ester y Robert, entre esas chicas estaban las damas de honor medio escondidas...mi mirada se centraba en una la cual se reía mientras otra chica le intentaba arreglar un poco los tirantes del vestido....esa sonrisa....era Noe y estaba preciosa

-A nosotros también todo bien. Por aquí no han cambiado las cosas mucho- Robert me hablaba pero mi mirada en otra dirección...de repente Noe se giró hacía mí. Su mirada se cruzo con la mía. Nadie hacia nada solo....nos mirábamos, nada más. En parte quería desaparecer de allí en se preciso momento pero no podía...no podía.