martes, 7 de abril de 2009

Su historia (y van dos)

CARLOS

Los novios estaban apunto de marcharse, a duras penas pude abrirme paso entre los invitados para desearles una buena luna de miel. Miriam se sujetaba la cola del vestido mientras Rubén ataviado con su uniforme de gala de la guardia civil estrechaba manos y recibía felicitaciones por todas partes.
Cuando desaparecieron por la puerta me sentí aliviado, pese a lo alegre de la celebración no había podido dejar de recordar aquella otra boda, hacía ya tanto tiempo. De alguna manera a cada ceremonia que acudía desde entonces el recuerdo de Jesús e Irene regresaba con más fuerza.
Al rato la sala se iba quedando vacía poco a poco, la orquesta ya se había marchado y viejas canciones sonaban por los altavoces, los camareros recogían las mesas con desgana esquivando las improvisadas congas que los últimos invitados habían formado.
Normalmente yo me hubiera marchado mucho antes pero aquella noche no tenia ganas de regresar a mi apartamento, mientras apuraba los restos de mi copa pensaba en que al llegar tan solo me esperaría una pila de trabajo pendiente y mensajes de mi editor.
En ese momento David me sacó de mis pensamientos cuando se acerco a despedirse, se ofreció a llevarme hasta mi casa pero lo rechace con amabilidad, necesitaba robarle a la noche algunas horas más antes de volver a la rutina.
No recuerdo cuanto tiempo pase allí hablando con desconocidos y escuchando música que había olvidado hacia ya años, tampoco podría decir de que hable ni con quien, o que canciones escuche. Pero si que acude a mi memoria como si acabase de suceder el momento en que decidí subir a la terraza del piso superior y la conocí a ella.
El viento me sacudió el rostro cuando salí, todo estaba a oscuras salvo por las luces de la ciudad al fondo, en un primer momento pensé que no había nadie por eso me sorprendió tanto oír su voz cuando me arrime a la cornisa a contemplar el paisaje.
Se llamaba Tania era la profesora de la sobrina de Rubén y una íntima amiga de la pareja. Estuvimos hablando durante largo rato, cuando volvimos a entrar todas las luces estaban apagadas salvo una lejana en la cocina pero los trabajadores habían dejado la música puesta, seguramente para amenizar su faena. Con la complicidad de dos niños que cometen una travesura subimos al escenario y bailamos juntos en las sombras, luego salimos a la calle a hurtadillas sin que nos vieran.
Andamos sin rumbo por las calles desiertas entre conversaciones y risas, como si la ciudad misma quisiera ser nuestra cómplice aquella noche nadie se cruzaba con nosotros, el universo dormía y todo cuanto había en él era nuestro.
Cuando llegamos a la puerta de su casa estaba amaneciendo, el sol se reflejaba en su pelo mientras nos despedíamos, por primera vez en mucho tiempo comencé un nuevo día sonriendo.

4 comentarios:

Jhaysarich dijo...

Esta historia a sido escrita d enuevo por mi amigo Carlos...espero que os guste.Es su segunda colaboracion

Tania dijo...

hello!!!jeje,por fin!!!dile q me ha gustado mucho!!!jeje, gracias!!bsssssssssssssssssssssssssssssssss

Tania dijo...

Esta poniendose muy interesanteee!!!!!!¿se termina la temporada???¿no verdad???jajaja

Tollo dijo...

Jhay sientete afortunado xq el cabron de xarli nos tiene to abandonaos en su blog xo en el tuyo si q escribe.
a ver cuando nos aces un especial de mas d 2 parrafos.