Muchas veces había tenido esta misma sensación, como alguien me ahogara, no me dejara respirar... con la mirada en blanco me senté en la primera silla que pude encontrar.
La había perdido para siempre... para siempre. En mi mirada perdida se cruzo Olympia, que al pesar de estar delante de mí no podía ni tan siquiera prestarle atención.
Cuando me di cuenta de que estaba allí, ella ya estaba abrazada a mí... a lo que respondí devolviéndole el abrazo, había tenido momentos muy difíciles durante tanto tiempo, pero jamás pense que a ella terminaría perdiéndola...
- Quizá es hora de seguir adelante Jaime, quizá es hora de saber porque has vuelto-
Olympia se aparto momentáneamente de mi lado
- ¿Por qué volviste?
Me quedé callado mirándola, ¿hice bien en volver? Mientras me lo preguntaba una y otra vez en mi mente
- No lo sé, no lo sé- me levante de la silla, no sabia que hacer en ese momento, ni donde ir
- Piensa con calma tu siguiente movimiento- me dijo mi amiga
Comencé a andar hacia la puerta, intentando poner todo en su sitio
- Gracias Olympia, gracias por seguir estando ahí-
Ella me sonreía mientras me veía alejarme por el pasillo
- Nunca he dejado de estarlo-
Le dedique una sonrisa, se la merecía, por todo
-Jaime-
Deje la puerta abierta mientras me giraba para saber que quería
- Ella no se separo de ti ni un momento en el hospital-
Mientras cerraba la puerta un activismo de esperanza resoplaba sobre mí... ¿podría recuperarla?
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